El camino emocional en el adelgazamiento con balón gástrico

19 Oct El camino emocional en el adelgazamiento con balón gástrico

Cuando se decide emprender un viaje hacia la pérdida de peso con ayuda de la técnica del balón gástrico, no solo se trata de «transformar» el cuerpo y mejorar el estado de salud, sino también de experimentar un viaje emocional y de conducta muy significativo. La decisión de dar este paso suele venir acompañada de una sensación renovada de optimismo, porque el paciente comprende que no solo cambiará su apariencia, sino también su perspectiva de la vida, lo que hará posible disfrutar plenamente de una nueva imagen y de la confianza en uno mismo.

Autoestima y estado de ánimo

A medida que el paciente comienza a notar que los kilos van desapareciendo gracias al balón gástrico, la motivación se dispara. Los estudios psicológicos afirman que en esos momentos las personas se sienten más capaces de controlar su relación con la comida, empezando así a resolver un problema que les parecía insuperable.

La transformación física, que se potencia semana a semana, a menudo va de la mano de un cambio en el estado de ánimo. La sensación de logro y el placer de verse mejor en el espejo generan alegría y un deseo renovado de disfrutar de la vida. En ese sentido, la pérdida de peso con el balón gástrico puede llevar a una mayor apertura social, una mayor disposición para salir y relacionarse con los demás.

Superando la ansiedad e inseguridad

Para muchas personas, la insatisfacción con su cuerpo y la incapacidad para abordar su cambio de peso por sí mismos pueden generar altos niveles de ansiedad e inseguridad. Pero con el balón gástrico, al ser un mecanismo para reducir la ingesta de alimentos, estos sentimientos pueden disminuir notablemente. Además, hay que tener muy en cuenta que el paciente no está solo, ni siquiera la colocación del balón es lo único que contribuye a lograr el éxito: el asesoramiento psicológico juega un papel crucial en este proceso.

Los datos demuestran que tanto el seguimiento nutricional como el acompañamiento psicológico, que van incluidos en el tratamiento, son igual de importantes que el dispositivo físico que se introduce en el estómago. Se brinda apoyo en cada etapa, reforzando la creencia de que el cambio es posible.

Pérdida duradera y sin efecto rebote

Uno de los mayores temores en los programas de pérdida de peso es el temido «efecto rebote». Este fenómeno ocurre cuando, después de una reducción significativa de volumen, se vuelve a los viejos hábitos alimenticios. En el caso del balón gástrico, que acelera la saciedad mientras está implantado, es vital acompañarlo de un cambio real en el estilo de vida.

El éxito a largo plazo depende de un compromiso continuo entre médico y paciente para mantener un comportamiento alimentario equilibrado, sin olvidar la práctica de ejercicio físico -al menos moderado-. Pero este nuevo «chip» es el que precisamente logrará que la persona no recupere sus antiguos niveles de peso, evitando así el mencionado efecto rebote.

Un aprendizaje para siempre

El viaje con el balón gástrico no se basa solo en bajar peso; es un camino hacia una vida más satisfactoria. Después del tratamiento, el paciente ya ha aprendido a escuchar a su propio cuerpo y abordar sus emociones respecto a la comida de manera más saludable, de forma que una vez retirado o expulsado el balón (según se trate de un procedimiento endoscópico o ingerible, respectivamente) mantiene este enfoque. ¡Se acabó la ansiedad por ingerir alimentos y el comer sin frenos!