16 Nov Belleza, complejos y cirugía estética. El ejemplo de la rinoplastia.
Con el paso de las décadas y, sobretodo, desde que comenzó el siglo XXI, las sociedades han evolucionado a un ritmo vertiginoso. La estética personal y el cuidado -e incluso el culto- al cuerpo, son una preocupación para la mayoría de las personas. Sobretodo si hablamos de urbanitas. Para muchos la tarjeta de presentación es su propio aspecto. Y es que, tanto a nivel de moda como de lenguaje corporal, las personas dicen mucho a través de su apariencia. Uno de las claves es la nariz. Y desearla cambiarla, no suele ser un capricho sino un anhelo que se puede convertir en necesidad.
A ello se le ha sumado en los últimos años un deseo de perfección. Porque uno puede ir vestido de forma excelente y tener unos modales exquisitos. Pero -imaginemos- tiene un defecto muy visible en el rostro. Pero esa persona, que roza la excelencia, resulta que tiene un gran lunar en la cara, o tiene una gran nariz aguileña… Algunos simplemente se resignarán pero, poco a poco, ese complejo les puede hacer mella. Esto implica falta de seguridad en uno mismo, vergüenza…. Y en casos más extremos, llegar a sentir miedo a la hora a hablar en público o a ser fotografiados. O hasta experimentar temor a confesar un amor por completa inseguridad, y todo, debido a ese defecto físico.
Belleza, complejos y cirugía estética
Dejando claro que nadie debería sentir complejo por un atributo físico, ya que los cánones de belleza son subjetivos y muy diversos -cambian mucho dependiendo de la época o lugar en el mundo- es evidente que el problema existe. Pero también lo es que, en la actualidad, se puede llegar a solucionar. Uno de los principales motivos de tener complejo es el hecho de tener una nariz prominente. Es algo que no es nada fácil ocultar -al contrario de la calvicie- ni de disimular-, cosa que sí puede ser factible por ejemplo con los pechos pequeños.
Las personas que no aceptan el tamaño o la forma de su nariz suelen acudir a la cirugía estética. Tanto si es debido a un complejo como si simplemente se trata de lograr un cambio estético. Pero atención, es una intervención seria y, por tanto, debe de ser practicada por un cirujano plástico, experimentado y reconocido. En la mayoría de casos optan por realizarse una rinoplastia, que es la técnica más común para estas intervenciones.
Las principales preocupaciones de los que acuden a realizarse una rinoplastia suelen ser:
- el excesivo tamaño de su nariz
- tener una punta muy puntiaguda
- un tabique demasiado desviado
- o el puente muy ancho o plano.
«No me gusta mi nariz»
Existen cientos de complejos -los humanos somos seres muy inquietos- y quien más o quien menos en algún momento de su vida habrá experimentado alguno. Desde los míticos complejos de Edipo (el deseo de un niño por su madre y el odio hacia el padre) o de Electra (en el que una mujer, durante su niñez, manifiesta amor por su padre y rivalidad hacia su madre).
Hay miles de ellos y quizás hasta se puede ser inconsciente de tener uno. Si se trata concretamente de un complejo de nariz -bien por su tamaño excesivo o por su forma irregular y asimétrica-, puede resultar una auténtica molestia. Aunque también es cierto que algunas personas han hecho de su defecto su principal atractivo, como fue el caso del cantante francés Serge Gainsbourg. No obstante, para la mayoría es un problema significativo.
¿Cuál es la tuya?
Hay diversos tipos de nariz. Todos aportan personalidad. Y algunos (como la nariz griega) son los más «demandados» en las intervenciones de rinoplastia estética, cuando los pacientes se basan en un modelo de otra persona.
Nariz romana o aguileña
Es un tipo de nariz que se caracteriza por tener un puente alto, ligeramente arqueado -por una curvatura en el tabique nasal-. Además termina en la punta también con una suave curva. Se le suele llamar aguileña por el parecido con el pico de un águila. Se afirma que un 9% de personas tienen este tipo de nariz.
Nariz griega
Toma este nombre debido a su semejanza con las narices de las esculturas de la Grecia clásica. Su línea es sencilla, recta y plana, sin abolladuras ni desniveles. Este tipo de nariz estrecha suele ser el estándar tipo más demandado en la rinoplastia estética. Y es que se calcula que solamente un 3% de la población mundial la posee.
Nariz nubia
Es un tipo de nariz que también se suele definir como plana. El nombre proviene de los habitantes de Nubia, al sur de Egipto. Es la nariz más corriente en personas africanas y asiáticas. Sus formas son rectas y estrechas en la parte superior. Progresivamente se van ensanchando de manera sustancial en el extremo final, dejando esa forma plana tan característica.
Nariz de botón o chata
Sería la típica nariz de bebé que todos tenemos al nacer y que la mayoría pierde al hacerse adulto. Aunque no todos. Algunas personas la conservan para siempre. Nariz pequeña, con la punta ligeramente redondeada y levantada. Es la nariz preferida por un amplio espectro del género femenino y todo un referente en la rinoplastia estética. Solo la tiene aproximadamente un 5% de los humanos.
Nariz celestial o ‘respingona’
Es una nariz que comienza con una línea recta y suave y que en su terminación tiene la punta redondeada. Hablamos de la nariz más común en Europa, perteneciente, ni más ni menos, que al 22% de la población. Y es considerada una nariz muy atractiva, sobre todo entre las mujeres jóvenes.
Candidatos a una rinoplastia
Hay que tener en cuenta que la nariz ocupa un lugar muy explícito en la anatomía facial. El candidato no debe pretender conseguir una nariz perfecta y debe ser el cirujano el que determine qué correcciones efectuar finalmente en la misma. Al ser un órgano funcional es algo delicado y no se pueden cometer errores, aunque se tengan muy en cuenta las preferencias del paciente.
Los candidatos deben ser personas que tengan unas estructuras faciales completamente desarrolladas. Por ello, es recomendable realizar este tipo de intervenciones una vez alcanzada la madurez. Pero también se ha de ser maduro a nivel psicológico. Una operación de este tipo tiene consecuencias muy evidentes a nivel estético, y los pacientes deberán convivir con su nuevo aspecto. Se debe aspirar a una mejora estética, no a la perfección.
Por este motivo, es clave que el paciente explique de forma concisa al cirujano cuál es su expectativa, los motivos de desear cambiar su nariz y los temores que pueda albergar. De esta forma es mucho más probable que el resultado final de la rinoplastia sea el deseado. Ya que la duración, por descontado, es permanente. El fin es evitar cirugías secundarias de corrección, a lo que en muchas ocasiones se enfrentan los cirujanos reconocidos al tener pacientes que demandan una mejora de su intervención fallida anterior.
Tel. 937 169 525
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